One hundredth of a Second, 2006, Susan Jacobson
Para tener elementos de juicio e iniciar la discusión os propongo que miréis este vídeo de ficción sobre una fotógrafa de guerra.
Quizá la historia os recuerde la del periodista sudafricano Kevin Carter que ganó un premio Pulitzer por fotografiar -supuestamente- a una niña africana famélica y agonizante junto a un buitre The vulture and the litte girl, de modo que daba la impresión de que el animal estaba esperando a que muriese para comérsela.
Su denuncia de la hambruna que padecía entonces la población de Sudán llegó a todos los rincones del planeta, pero a la vez la pregunta que todo el mundo le hizo desde ese momento empezó a perseguirle y a atormentarle sin descanso"¿Qué hiciste tú por la niña, aparte de la foto?" Tanto, que fue uno de los motivos que le llevo a suicidarse años después. Nos lo contó magistralmente el periodista británico John Carlin en un famoso reportaje titulado La fotografía de la pesadilla.
Desde luego, la imagen es impactante, pero por lo que se conoció después, en realidad no se trataba de una niña sudanesa, sino de un niño que sí que estaba afectado por la hambruna de 1993, pero que simplemente hacía sus necesidades en el estercolero de un campo de refugiados y se quedó adormilado en esa postura. Al parecer, estaba allí con su familia y, mucha o poca, estaban todos recibiendo ayuda internacional en forma de alimentos y medicinas. Aquí se cuenta la verdadera historia de aquella foto:
En cualquier caso, quizá os interese saber que incluso se hizo una obra de teatro titulada La culpa sobre Carter y su polémica foto.
Podríamos incluso dar otros ejemplos, como los citados en el artículo ¿Dónde está el límite? de Andrés López, o casos más recientes como el del famoso vídeo denuncia de la ONG Invisible Children sobre el criminal de guerra Joseph Kony, el sanguinario jefe guerrillero del Ejército de Resistencia del Señor que actuó hace unos años en Uganda. Después de dejar anonadadas a millones de personas en todo el mundo, ha recibido fuertes críticas por su parcialidad, por su capacidad de manipulación y por no decir toda la verdad de la historia que cuenta.
Aquí el vídeo de Invisible Children, dura casi 30 minutos.
Aquí un reportaje sobre cómo el vídeo se hizo viral.
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